Al día de hoy, puedo decir que soy un sobreviviente del Covid-19 y sus variantes, así como de las vacunas AstraZeneca y Sputnik-V... Pertenezco a ese grupo de personas que aún no se han contagiado durante los más de 2 años de pandemia; o tal vez ya tuve la enfermedad y fui asintomático, o los síntomas fueron tan leves y cotidianos como los de mis alergias de todos los días que ni cuenta me di de ellos.
El caso aquí es que, después de más de 24 horas de recibir la dosis de refuerzo con la vacuna Sputnik-V el pasado miércoles, comencé a sentir un malestar general que incluía fiebre de casi 38 grados, escalofríos, dolor muscular y de articulaciones, sobre todo en las manos, cefalea intermitente, congestión nasal sin flujo, ronquera (voz de hombre), malestar estomacal, insomnio, así como dolor en el sitio de la vacuna que se extiende del hombro hasta el codo, los cuales me han durado hasta el día sábado.
Esto me hace pensar lo siguiente: Si todo esto han experimentado quienes han tenido la enfermedad y, más aún, todos estos síntomas se sienten elevados a la potencia e incluso se presentan otros como baja oxigenación, pérdida del gusto y del olfato, falta de apetito y problemas respiratorios, debo sentirme agradecido con Dios, con la vida, con la Providencia, con el destino o con todos porque esto sólo fue una reacción "leve" a una vacuna nueva dentro de mi organismo, lo cual he podido combatir con una Tylex cada 8 horas.
Cabe destacar que mis primeras 2 dosis fueron con la vacuna AstraZeneca y en ninguno de ambos casos presenté reacción alguna; me sentía de acero (sarcasmo), pero no es así. Todos somos vulnerables y seguimos expuestos al virus aunque las autoridades y la gente traten de minimizar la situación actual de la pandemia en México y en el mundo.
Esto no se ha acabado ni terminará en mucho tiempo. Por favor, síganse cuidando...
Nos leemos en la próxima entrega...
Su amigo Fercho Buscetti
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